Ahora sí, después de ese amague que tan mal me puso hace un par de meses, mañana se va el auto y pese a que pueda significar un progreso, y que quién dice en unos meses otro habitante de cuatro ruedas aparezca en la cochera, te agarra un cierto nudo en el estómago porque con él se va un pedazo de historia y que nunca más vas a volver a tenerlo en tu cochera y disfrutarlo, sino que ahora otro será el que lo disfrute.
La tarde de mañana va a ser bastante bajón, más que sabido.
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